martes, 26 de mayo de 2009

CARTA A UN JUEZ



Erase que se era un joven poeta que terminó muy pronto. Erase que se era también un juez joven sin estola, sin impertinentes y sin martillo. Para mí es una necesidad organica el escribir, la unica manera de comunicarme con las personas que ahora son lo que me determinan; a mi esposa le escribo poemas largos y negros, a mi hijo Boris pequeños poemitas muertos Y como esta trilogia esta en sus manos; usted es mi consiente.

voy a escribirle no como a juez sino como a una persona; hasta cuando astaré confinado en estos tristes arrabales del pensamiento mas vulgar?

A esta hora, los presidiarios cantan y sus cicatrizes brillan como estrellas que perdieron su control en el espacio, y yo miro las rejas oxidadas que me separan del mundo de los hombres felices, que viven bajo el sol y mi alma se asficcia como una mariposa lanzada por ventiladores.

Tengo la sensación de no haber nacido o haber muerto de un momento a otro, yo no entiendo el mecanismo de los codigos, pero un concepto puro del hombre me dice qeu no debo er llevado a la oscuridad, donde los condenados esperan una fecha lejana para realizarse, para mirar el cielo y sentir que Dios existe. La justicia ha sido inventada por el hombre pero lo justo nace con el hombre. La justicia es necesaria mientras la mirada de estos delincuentes natos con quienes convivo ahora tengan ese brillo opaco que delata almas perdidas.

yo tengo demasiada conciencia para vivir limitado por muros, mi espiritu tiene alas muy largas y la vida em parece bella, meresco vivir señor juez; estos delincuentes que caminan y duermen conmigo en este infierno, me hacen comprender que la sociedad esta enferma, que la sencibilidad lleva a la persona a los mas complicados laberintos de donde solo escapan aquellas que tiene la capacidad de comprender lo bello.
Aquí solo miro cascaras y cicatrices porque no me atrevo a levantar la cabeza para encontrar que el cielo todavia es azul; mientras lo qeu mas me duele doctor es sentir que no me pertenesco, no soy mio, soy de mi pequeño boris, un niño de carne tivia y perfumada que me ha sacado de un vasio profundo donde estaba undido; cuando la angustia existencial apretó con sus tentaculos mi mente que comienza a leer a Marks, a Freud y a todos esos señoritos. Mi libertad es de mi hijo, porque él compenzará el trauma de mi infancia, porque yo era un nene somnámbulo y nervioso que acosaban; ni mis padres ignorantes no tenian la culpa de destruir su embíon aniquilando mi naturaleza, pero la compensación llegó cuando mi hijo hacia ejercicios en el vientre de mi esposa que ahora llora como un venado extraviado en la soledad, usted comprenderá que mi mundo no es este doctor y confió en que pronto lanzará mi espíritu a la luz.

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